viernes, 31 de enero de 2014

La tumba del poeta

"Zsolnay precisamente no es más que un infame editor de novelas que huye como un conejo de la eventualidad de tener que publicar, es decir editar, poesía. De todos modos estoy muy emocionado, o lo que es lo mismo de acuerdo, si usted quiere ocasionalmente recomendarme a ese pilluelo que, como cualquier otro mocoso aprendiz de editor, tiembla ante la poesía, hecho comprensible. Si escribe al inútil ese, por favor que sea una misiva muy breve, seria, magnánima, arrogante antes que suplicante. Los escritores que a los ojos de los editores son una banda de desharrapados, deberían tratar a éstos como a cerdos roñosos. En lo que a mí respecta muéstrese orgulloso, delicado, grandilocuente con ese agente cultural vienés. Por de pronto yo no le presentaría ningún material a esa garrapata, pues se hundiría en una vanidad apestosa. En mi opinión la forma de tratarlos es muy importante. Además la edición de un libro me parece buena e interesante cuando todavía no ha tenido lugar, pues todo libro impreso es una tumba para el poeta, ¿o no?"

 Robert Walser
Carta a Max Brod (Fragmento) 1927

jueves, 30 de enero de 2014

Dedos delatores

Por la noche extiendo
los resplandecientes dedos de las manos, que apuntan
en dirección de las rosas, mi cabeza se inclina 
en silencio
a lo floreciente, a lo marchito,
y estos tersos dedos apuntan
en dirección de las olas, mi cabeza se inclina en silencio
a la calma
de los dedos helados que apuntan
en dirección del risco, mi cabeza se inclina en silencio
a quienes permanecen.
Me deslizo dentro de los guijarros del manantial.
Mi pelo ha crecido como trigo, pero no puede cosecharse.
En las noches extiendo
los dedos callosos de las manos, que apuntan
en dirección del lenguaje, mi cabeza se inclina en silencio
a los delgados dedos que hablan,
que escuchan, que apuntan
en dirección de un milagro, mi cabeza se inclina en silencio
a los existentes, no existentes
dedos torcidos que apuntan
en dirección de un sueño, mi cabeza se inclina en silencio
sobre hermosas escenas y pesadillas.
En las noches, sueño que me arrojan a un matadero
La Muerte no es un secreto sino un atisbo.
El alba ha llegado, los dedos todavía apuntan
en dirección de un canto
que alguna vez canté, pero ahora he perdido mi voz.
El sol se ha elevado, los dedos firmes apuntan
en dirección de mi Madre.
Ahí nací, pero ahora la deriva me empuja cada vez 
más lejos.
El sol me ciega, los dedos temblorosos
apuntan en dirección de una ciudad
que celebra mi propio funeral
como si se tratara de un títere
que no da muestras de vida a menos que una mano tire 
de sus hilos.
Mi rostro está manchado de lágrimas, no puedo ver
adónde apunta el último dedo.
Si apunta hacia mi imaginación
entonces es la dirección del tiempo
que también es tu dirección.
Después que alguien dijera que el agua corría muy rápido
llegaste a provocar un torbellino
para ahogarme, para estrangularme
y luego, de pronto, apuntaste con tu dedo
en dirección al vacío.



Mo Mo

jueves, 2 de enero de 2014

Steel