lunes, 30 de septiembre de 2013

La hora de los pecados

¡Oh príncipe del atardecer!
Mosquetero de pluma y letras,
valiente a la hora de ver morir rosas entre tus manos.
Águila blanca que sobrevuela el nido revuelto de mis pesadillas más terrenales
y algunos perdidos sueños con sabor a sal y miel.
Espadachín apuesto, cabellos de oro, armadura de piel desnuda,
sonando a melodías secretas sobre la carne de tus batallas.
Tiende tu capa de terciopelo sobre la hierba…toma mi mano,
de rodillas me aferraré al mármol blanco de tu figura.
Es la hora del silencioso pecado. Es el momento de la entrega.
He visto florecer especies nuevas en cada caricia, en el vértice de la insolencia,
entre mis piernas aladas, en el tic tac de dos corazones sin tiempo.
Oh caballero amante!
Por tierra caen los pudores y los pudorosos mandatos que desconoces.
Soy una pequeña esclava del placer, agitando mi pelo en los insaciables galopes de tu caballo azul.
Detén el tiempo ahora mismo…en las magnolias que se desarman sobre tu rostro sediento
y caigan por tus mejillas, las estrellas cómplices de una mirada profunda, salvaje, a la hora del amor.
Ni doncella, ni santa…enferma de deseo, espero en la oscuridad de lo prohibido
tu espada destellando el fuego sagrado de la vida!
No dejes que el tiempo corra. ¡Detente dentro de mí para siempre!
Detente a combatir la hipocresía de una rosa sin espinas vestida de princesa,
con aroma a mujer y pensamientos tan ardientes, como el dragón de tu vientre. 


Rita Merecedes Chio Isoird

martes, 24 de septiembre de 2013

Tusculanas

“... éste es el efecto que produce la filosofía: cura las almas, libera los deseos, disipa los temores. Pero esta fuerza suya no ejerce el mismo poder sobre todos. Su eficacia es grande cuando se encuentra con una naturaleza idónea. No es sólo la fortuna la que ayuda a los fuertes, como se dice en el antiguo proverbio, sino mucho más aún la razón que mediante determinados preceptos refuerza, por así decir, la eficacia de la fortaleza.

Cicerón
Disputaciones Tusculanas

viernes, 20 de septiembre de 2013

Rita

miércoles, 18 de septiembre de 2013

Cádiz

martes, 17 de septiembre de 2013

Margarita

martes, 10 de septiembre de 2013

Cómo despinar un pejerrey

lunes, 9 de septiembre de 2013

Cosmonauta

Te irás del sótano
salino de mi carne.
Ya no estaremos nunca tan cerca como ahora.
Yo seguiré cantando mi gravedad marina,
domeñando el rugido de tierra de tu parto
hasta llenar la estancia tan alba del vacío
con tu ser deslumbrante.
Ese cordel de sangre del centro de tu talle
lo cortarán.
Jamás serás de nuevo mi cometa secreto,
el capullo de rafia,
el cosmonauta asido a mi matriz.
Cortarán ese lazo de savia sin regreso
y llevarás por tanto mi nombre sobre el vientre
como un botón rosado,
allí donde mi amor
no pudo más e imprime
su cóncavo dedal de despedida.
Ya no estaremos juntos como juntos estamos,
atados como liquen. Vas a nacer. Por siempre
soy tu animal materno.
Donde quiera que vaya la hoguera de tus pasos
tenderé una señal,
un eslabón de viento,
un trazo que nos ate más allá de la tierra,
un dibujo invisible que nada lo lacere.
Un rayo interminable donde mi amor transite
y viaje de mis senos a tu boca candente.
Un rayo que yo pueda ponerme entre los labios
cuando su azul letargo me tienda al fin la muerte.



Ana Istarú
Despedida

martes, 3 de septiembre de 2013

Swedenborg