viernes, 30 de diciembre de 2011

Niño ciego

Cosas que sólo hacía Amanda Lear











viernes, 23 de diciembre de 2011

Song without words

Viaje en tanque

“Si tomas 100 miligramos de LSD y permaneces en el tanque por ocho horas, puedes salir de tu cuerpo y viajar por el universo. Conoces inteligencia sobrehumana, extraterrestre.”

John C. Lilly

Ciudad

jueves, 22 de diciembre de 2011

Devolución de la imagen



Eva



“…quién negará que la muger precedió al hombre en el deseo de saber? Aquella fruta que les había sido vedada, contenía la ciencia del bien y del mal. Eva no resistió a estas tentaciones, antes persuadió a su marido, y él cometió por condescendencia el pecado, que aquélla empezó por curiosidad. Detestable curiosidad por cierto; pero la curiosidad suele ser indicio de talento, porque sin él nadie hace diligencias exquisitas para instruirse.”

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Josefa Amar y Borbón
Discurso en defensa del talento de las mugeres,
y de su aptitud para el gobierno, y otros cargos
en que se emplean los hombres

miércoles, 21 de diciembre de 2011

Un día cometerás un crimen

Pobre niño pálido, ¿por qué gritar en la calle a voz en cuello una canción aguda e insolente, que se pierde entre los gatos, señores de los techos?, pues ella no atravesará los postigos de los primeros pisos, tras los cuales ignoras los grávidos cortinajes de encarnada seda.

Sin embargo, cantas fatalmente con la tenaz seguridad de un hombrecillo que va solo por la vida y, sin contar con nadie, trabaja para sí mismo. ¿Tuviste un padre alguna vez? Ni siquiera tienes una vieja que te haga olvidar el hambre pegándote cuando regresas sin un centavo.

Pero trabajas para ti mismo: parado en las calles, con desteñidos vestidos hechos como los de un hombre, enflaquecido prematuramente y demasiado crecido para tu edad, cantas para comer, con encarnizamiento, sin humillar tus ojos perversos hacia los otros niños que juegan en la calzada.

Y tu lamento es tan, pero tan sonoro, que tu desnuda cabeza, elevándose en el aire a medida que sube tu voz, parece querer partir desde tus pequeños hombros.

Hombrecillo, ¿quién sabe si ella no se irá un día, cuando, después de gritar largo tiempo en las ciudades, hayas cometido un crimen? No es tan difícil cometer un crimen, prosigue, basta con tener coraje después del deseo, y algunos... Tu figurilla es enérgica.

Ni un centavo cae en la cesta de mimbre que tu gran mano tiene suspendida sin esperanza sobre tu pantalón: te volverás malo y un día cometerás un crimen.

Tu cabeza siempre se alza y quiere dejarte, como si desde el comienzo lo supiese, mientras cantas de un modo que se vuelve amenazante.

Te dirá adiós cuando pagues por mí, por los que valen menos que yo. Probablemente para eso viniste al mundo y ayunas desde ahora; te veremos en los periódicos.

¡Oh, pobre cabecita!

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Stéphane Mallarmé

lunes, 19 de diciembre de 2011

Mediterráneo




Lena