jueves, 30 de junio de 2011

La descontrolada y la compuestita

Cuando rompe con alguien (una amiga, un novio, un viejo jefe), la compuestita apuesta al balance. Hace una lista de cosas en las que piensa que él se equivocó y –digna, medida, madura− le pide a él que enumere todas las cosas que ella podría haber mejorado, para poder darle un cierre a la relación, pero también para saber qué cosas debería trabajar en sus futuros vínculos. Su frase de cabecera: “No nos hagamos más daño”

La descontrolada vomita toda clase de reproches en un monólogo conspirativo y despechado que no deja lugar a réplica. Alterna los reproches con insultos, amenazas (contra su vida, la de él y de la futuras novias), pedidos de reconciliación, llanto y confesiones deprimentes. Cuando el otro quiere hablar, llora desconsoladamente, porque es un animal y no mide lo que está diciendo. Su frase de cabecera: “Te voy a hacer mierda”

En su relación cotidiana con su pareja, la compuestita ya aprendió que hay terrenos más complicados que otros. Prefiere evitar ciertos temas explosivos, no nombrar a algunos miembros de la familia, y ser particularmente tolerante con los hábitos y rutinas que el otro no puede abandonar. No tiene sentido seguir peleando sobre lo mismo después de tanto tiempo, el vínculo se va resquebrajando. Qué piensa: “Yo lo conocí así, ahora no le puedo pedir que cambie”.

La descontrolada promete cambiar después de cada pelea, pero nunca cumple. Le vuelve a decir que se abrigue, insiste en preguntar en qué está pensando, y le reprocha que nunca la escucha, sugiere que no la quiere (y nunca la quiso) en todas las discusiones, a sabiendas que esa insistencia los va a conducir al desastre. Quiere parar, pero su neurosis es más fuerte. Qué piensa: “A mí, este no me va a ganar”


Cuando vuelve de vacaciones y se pesa, la compuestita evalúa el daño y decide hacer un plan riguroso de alimentación que le haga bajar esos cinco kilos en un mes. Si es necesario, agrega deporte o consulta un especialista para que la contenga. Su mantra: “Sólo por hoy”.

La descontrolada se pesa y el número la angustia tanto que patea la balanza como una pandilla de bárbaros, se relaja, y se come tres porciones de pizza del día anterior, mientras llora copiosamente. Su mantra: “Empiezo el lunes que viene”.

La compuestita hace dos o tres clases de deportes. Le gustan las clases con música, va a pilates o a yoga y cada vez que puede sale a correr. Sin embargo, no especula. No sabe cuántas calorías quema, ni qué ejercicios son para levantar la cola. Lo hace porque se quiere sentir bien, porque el ejercicio la despeja, porque si no lo hace “siente que le falta algo”. Su filosofía: “Mente sana, cuerpo sano”.

La descontrolada llega al gimnasio dos días antes de que estalle el verano, luego de probarse una musculosa y ver que tiene los brazos más flácidos que el año pasado. Se la pasa googleando cuántas calorías quemó en la clase y preguntándole a la profesora cuándo va a ver cambios. Su filosofía: “Si la mente no es sana, compensemos con el cuerpo”.

La compuestita tiene un peluquero de toda la vida, al que visita cada dos meses para que le haga lo mismo de siempre: cortarle las puntas y un baño de crema. Cada tanto piensa en hacerse un cambio: un desgastado o cambiarse el color, cortase bien cortito y no volverse a peinar nunca. Pero al final, nunca se anima porque tiene miedo y sabe lo mal que lo va a pasar esperando que crezca de nuevo. Su miedo: arrepentirse de lo que hizo.

La descontrolada se cambia el look cada dos meses, pero nunca por elección, sino para arreglar el desastre anterior. Se tiñó de negro un domingo que estaba aburrida, después se lo tuvo que decolorar para volver al tono anterior, y para rescatarlo le tuvieron que hacer seis baños de crema seguidos y cortarle seis o siete centímetros. Desde entonces, el pelo se le puso poroso, y para evitarlo, se lo alisó. Iba a esperar unos meses, pero se compró un cupón con descuento para hacerse mechas californianas…. Y bueno, con probar no se pierde nada. Su miedo: aburrirse por no haber querido cambiar.



Carolina Aguirre

Revelaciones

"Y las estrellas del cielo cayeron sobre la tierra; como la higuera echa sus higos cuando es movida de gran viento."

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"Y el ángel que vi estar sobre el mar y sobre la tierra, levantó su mano al cielo, y juró por el que vive para siempre jamás, que ha creado el cielo y las cosas que están en él, y la tierra y las cosas que están en ella, y el mar y las cosas que están en él, que el tiempo no será más".

...

"Y vi otro ángel que subía del nacimiento del sol, teniendo el sello del Dios vivo; y clamó con gran voz a los cuatro ángeles, a los cuales era dado hacer daño a la tierra y al mar, diciendo: No hagáis daño a la tierra, ni al mar, ni a los árboles, hasta que señalemos a los siervos de nuestro Dios en sus frentes."


Revelación de San Juan

¿El huevo o la gallina?

Y en eso, Evangelo, envidioso por la gloria de los griegos y burlón, dice:

–Acábense esos asuntos que entre ustedes se persiguen para ostentar elocuencia. Más bien, si es tan diestra su sabiduría, quiero que me digan si surgió primero el huevo o la gallina.

–Crees que te burlas –dijo Disario– y sin embargo la cuestión que has planteado es digna tanto de inquirirse como de saberse. Pues haciendo un chiste acerca de un asunto tan vil, has preguntado si brotó primero la gallina del huevo, o el huevo de la gallina; pero esto a tal grado pertenece a los asuntos serios, que con un enorme afán debe discutirse acerca de ello. Y expondré qué cosas se me ocurre que se puedan decir a favor de ambas partes, dejándote a ti cuál de las dos prefieres tomar como más verdadera.

Si aceptamos que todas las cosas que existen alguna vez comenzaron, se pensará con razón que el huevo fue hecho antes por la naturaleza. Pues siempre lo que empieza es aún incompleto e informe, y se forma en su completitud a través de los añadidos de la práctica y el tiempo. Por lo que la naturaleza, al fabricar al ave, comenzó desde un rudimento informe y creó el huevo, en el cual aún no está la apariencia del animal. De ello surgió la apariencia del ave en su totalidad, a medida que el efecto de la madurez avanzaba poco a poco. Y así, cualquier cosa que haya sido embellecida por la naturaleza con variados adornos, sin duda comenzó desde lo simple y de este modo fue transformado por medio de la añadidura de cierto desarrollo. Por lo tanto, el huevo fue creado simple a la vista y con una apariencia similar por todas partes, y de él, la variedad de los adornos de los que resulta la especie del ave fue completada. Pues así como los elementos surgieron primero y, de esta manera, de la mezcla de ellos los demás cuerpos fueron creados, del mismo modo las razones seminales que están en el huevo, si acaso se me permite esta expresión, han de ser consideradas como si fueran elementos de la gallina. Y no de modo inoportuno he comparado el huevo con los elementos de los que está hecho todo, pues en todo el género de seres vivos que nacen del coito encontrarás que el huevo es el principio de algunos, al modo del elemento. Y los seres vivos, o bien caminan o se arrastran, o viven nadando o volando. Entre los que andan, los lagartos y otros semejantes nacen de huevos; los que se arrastran tienen su origen en huevos; todos los que vuelan surgen de huevos excepto uno que es de naturaleza incierta (pues el murciélago, aunque ciertamente vuela con sus alas membranosas, no debe ser clasificado entre las aves, ya que anda en sus cuatro patas y da a luz a crías formadas y alimenta con leche a los que engendra); y los que nadan casi todos nacen de huevos de su género, el cocodrilo incluso con cáscara, al igual que los voladores. Y para que no parezca que he exaltado en demasía el huevo con el nombre de elemento, consulta a los iniciados en los rituales del padre Baco: en ellos, el huevo es adorado con tal veneración, que, a partir de su forma torneada y casi esférica, y cerrada hacia todas partes, conteniendo dentro de sí la vida, se le ha llamado el “simulacro del mundo”. Consta, en efecto, según consenso de todos, que el mundo es el principio de cuanto existe.

Que venga el que pretende que la gallina es lo primero, y que contra estas palabras intente armar su defensa. El huevo no es ni el inicio ni el fin de aquello de lo cual es huevo. Pues el inicio es la simiente; el fin, el ave ya formada; pero el huevo es el resultado procesado de la simiente. Por lo que, al provenir la simiente del animal y el huevo de la simiente, el huevo no pudo ser antes que el animal, así como no puede haber digestión de un alimento antes que haya quien lo coma. Y decir que el huevo se hizo antes que la gallina es como si alguien dijera que la matriz se hizo antes que la mujer. Y quien pregunta “¿Cómo pudo existir la gallina sin el huevo?” se parece al que pregunta “¿De qué modo podrían los hombres haber sido hechos antes que las partes pudendas de las cuales se procrean los hombres?”. De donde se sigue que, así como nadie dirá correctamente que el hombre es de la simiente, sino que la simiente es del hombre, así también, no que la gallina es del huevo, sino que el huevo es de la gallina. Además, si aceptamos, tal como lo dijo la parte contraria, que las cosas que existen han tomado un principio en el tiempo, la naturaleza primero formó completo a cada uno de los animales, y luego les otorgó una ley perpetua para que continuara la sucesión por medio de la procreación. Y en testimonio de que desde el principio han podido existir seres completos, hay incluso ahora no pocos seres vivos que nacen completos de la tierra o del agua, como en Egipto los ratones, como en otros lugares las ranas y las serpientes y otros parecidos. Pero he aquí que los huevos nunca son procreados de la tierra, porque en ellos no hay ninguna completitud; y en cambio la naturaleza forma cosas completas y los huevos proceden de ellas, como las partes de la totalidad. Y para que pueda conceder que los huevos son las simientes de las aves, veamos qué atestigua la definición de los filósofos acerca de la simiente misma, que dice así: la simiente es la reproducción encaminada hacia la similitud de la cosa de la cual aquélla deriva. Pero no es posible encaminarse hacia la similitud de algo que aún no existe, así como tampoco la semilla emana de aquello que aún no existe. Por lo tanto, en el origen primero de las cosas, hemos de comprender que, junto con los demás seres vivientes que sólo nacen de la simiente, de los cuales no se discute que hayan existido primero que su simiente, también las aves han nacido completas con la naturaleza como artesana; y que, puesto que el poder de engendrar está latente en cada ser, de éstos proceden ya los modos del nacer, modos que la naturaleza ha transformado en pro de la diversidad de los seres.

Aquí tienes, Evangelo, lo que puedes tomar por cada lado, y disimulada por un momento la burla, piensa cuál seguirás.


Las Saturnales
Macrobio

miércoles, 29 de junio de 2011

Nuit de l'Espagne

lunes, 27 de junio de 2011

Mujeres peligrosas

viernes, 24 de junio de 2011

CCCP

Dixie Cups

miércoles, 22 de junio de 2011

The Trammps

lunes, 20 de junio de 2011

11-3

Helicóptero

viernes, 17 de junio de 2011

Por una buena causa

viernes, 10 de junio de 2011

Connie

jueves, 9 de junio de 2011

Silje

Forsa 1

Laudato ingentia rura, exiguum colito

Y queda la faena, que nunca se agota,
de cuidar los viñedos: entera hay cada año
la tierra tres y cuatro veces que labrar
y destripar terrones con la azada del revés
y enteras descargar las parras de hojarasca.
El ciclo del trabajo retorna al labrador
y el año vuelve tras sus pasos al principio,
y así, tiempo después, cuando la vid ha perdido
las más tardías hojas y el frío Aquilón
los bosques despojó de su ornamento, ya entonces
el tenaz campesino extiende sus cuidados
al año venidero, y sigue escamondando
con la hoz de Saturno el resto de la viña,
podando la compone. Sé el primero en cavar,
el primero en quemar los sarmientos recortados,
y el primero en guardar bajo techo las estacas.
Y vendimia el último. Se cierne sin respiro
la sombra en los majuelos, sin respiro las hierbas
de prietas zarzas cubren la tierra de labor.
Duras son labores. Alaba el campo grande,
cultiva el reducido. Se cortan por el bosque
también varas de áspera retama, y juncos
a la orilla del río, y el sauce silvestre,
que lleva su cuidado. Atadas están las vides
las cepas a la falce ya dan tregua, ya canta
los liños vendimiados el último viñador.
Pero la tierra hay que atenderla, binarla
y, con las uvas ya maduras, temer a Júpiter.

Geórgicas, II, 397-419

Bernardinas

miércoles, 8 de junio de 2011

Agitaciones del alma

“Los hombres condenan en los demás las mismas cosas que en ellos perdonan, elogian públicamente lo que en privado desprecian, y forman sus opiniones basándose más en lo que oyen de otros que en sus propias reflexiones. Así, llegan a estar de acuerdo con otros más por odio a un mismo objeto, por miedo, esperanza, amor o cualquier otra agitación del alma, que como resultado de un verdadero razonamiento”.

Thomas Hobbes
De Cive

jueves, 2 de junio de 2011

Kingfish

Гелена