¿Le gusta la Norman? Le contaré una debilidad, poco ortodoxa para los puristas. A mí me encanta en los últimos cuatro lieder de Strauss. Aquí, para mi gusto, le sobra orquesta.
Pues verá, Foster, y perdone la pésima comparación; es como si a uno de esos pobres niños desnutridos le preguntáramos si prefiere la cocina de Adriá o la de Arzak. No tengo cultura musical, así que cualquier cosa me parece una maravilla. Hace unos años asistí a un pequeño recital. Interpretaban un joven tenor y una jovencísima mezzo. Me tocó sentarme junto a un asesor -¿se dice asesor?- del Teatro Real de Madrid, un cubano de unos setenta años o así que, según me dijeron luego, es una figura insigne. Al término le dije: "La chica me ha dejado impresionado". "El que canta bien es él —me contestó. Eso para que vea lo que entiendo. Siento no recordar su nombre, era un señor muy simpático. Incluso me dio su tarjeta de visita (tarjeta que, como todas, perdí inmediatamente) y me dijo que pasara a visitarle cuando quisiera. "El Real es como mi casa" —me dijo.
4 comentarios:
¿Le gusta la Norman? Le contaré una debilidad, poco ortodoxa para los puristas. A mí me encanta en los últimos cuatro lieder de Strauss.
Aquí, para mi gusto, le sobra orquesta.
Pues verá, Foster, y perdone la pésima comparación; es como si a uno de esos pobres niños desnutridos le preguntáramos si prefiere la cocina de Adriá o la de Arzak. No tengo cultura musical, así que cualquier cosa me parece una maravilla.
Hace unos años asistí a un pequeño recital. Interpretaban un joven tenor y una jovencísima mezzo. Me tocó sentarme junto a un asesor -¿se dice asesor?- del Teatro Real de Madrid, un cubano de unos setenta años o así que, según me dijeron luego, es una figura insigne. Al término le dije: "La chica me ha dejado impresionado". "El que canta bien es él —me contestó. Eso para que vea lo que entiendo. Siento no recordar su nombre, era un señor muy simpático. Incluso me dio su tarjeta de visita (tarjeta que, como todas, perdí inmediatamente) y me dijo que pasara a visitarle cuando quisiera. "El Real es como mi casa" —me dijo.
Uffffffff, qué peligro! Lo del consejero del Real. Seguramente quien tenía razón era usted.
No he conocido a nadie que sepa menos cosas que usted.
Da gusto...
Luna
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