miércoles, 26 de agosto de 2009

Transparencia

Todos los atardeceres la mujer se sienta en el patio de la casa. Si alguien la acompañara vería como su cuerpo se vuelve transparente al compás de la sombra. Primero surge un mapa encendido de venas y de vísceras, luego, más abajo, una población de huesos huecos por donde el viento corre como un golpe de música.
La mujer sonríe y levanta un brazo en la noche incipiente. Unos minutos más y se apagará el resplandor del hueso iluminado por canciones remotas y ocultará la piel el color de la sangre.
Cuando todo concluye, ella guarda la silla bajo el alero y vuelve a la cocina, llevándose el secreto de la transparencia del mundo.


María Rosa Lojo

5 comentarios:

Blogger NáN ha dicho...

Parece un secreto magnífico susurrado.
Felicidades a la autora.

26 de agosto de 2009, 15:32  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Los ojos de Dios crecen en las cavidades como los hongos bajo la humedad de las lluvias. Nacen sin cultivar, indisciplinados y múltiples, para ser devorados por animales pequeños o por niños cazadores de lagartijas.

De la misma

26 de agosto de 2009, 16:51  
Blogger QuiaSint ha dicho...

Maquillaje

Ella se dibuja los ojos con líneas oblicuas y flexibles para que esquiven la saña de los inquisidores y resistan las indagaciones inconvenientes. Ella se ensombrece los párpados con una tierra de seda para que tapen y resguarden, para que protejan y acaricien a la niña sentada frente a la luz que denuncia los males de los hombres y las disoluciones de la muerte.
Ella se unta los pómulos con una crema suave para que no los quemen las lágrimas del duelo, se empolva las mejillas para que no las dañen los rayos de las fotografías y el hueco luminoso de los ausentes.
Ella se mira al espejo cuando todo ha terminado y a través del espejo mira al hombre que ama porque sus ojos ven más allá de las copias y se abren en la verdad del tacto y en las insurrecciones de la noche que vuelve.


María Rosa Lojo

26 de agosto de 2009, 17:37  
Blogger QuiaSint ha dicho...

Danza


Es la mujer de párpados ciegos, la que ríe, de párpados quemados, y hace sonar sus vestiduras en el aire de invierno, y hace sonar sus cabellos como una reunión de palomas oscuras, como un murmullo de caléndulas negras. Es la mujer de suave carne a lila, de cintura insondable, cuyo vientre es un espejo donde el amor se mira, donde el dolor se mira, mientras ella, secreta como la muerte y como el sueño, danza.


María Rosa Lojo

26 de agosto de 2009, 17:37  
Blogger Luna ha dicho...

Es una maravilla. Nunca había oído su nombre.

Muchas gracias.
Un beso

26 de agosto de 2009, 22:18  

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