Un amigo asturiano de hace muchos años, tantos que podríamos cruzarnos en Gran Vía sin reconocernos, de cuando la mili obligatoria, fue enviado de soldado a Valladolid. Obviaré otras peripecias.
No soportaba aquello, fue al médico y le dijo: "Me estoy volviendo loco, no resistiré mucho tiempo. Aquí no hay veladuras. Ves un árbol a lo lejos, caminas horas hasta él y al llegar ves que es un árbol".
Tras un mes en el hospital, lo licenciaron por loco.
Desde El camino, los he leido todos. Reconocería cualquiera de sus textos, creo. cuando leí El hereje, tuve muchas dudas. No me gustó. No me decepcionó el autor, un caballero castellano, hizo lo que debía hacer. Poner a los colaboradores.
Nán, a Castilla hay que conocerla y reconocerla.
Unos de mis primeros besos enamorados, lo di y recibí en el el Puente Mayor, en la parte de arriba. Estudié allí, en Valladolid.
3 comentarios:
Un amigo asturiano de hace muchos años, tantos que podríamos cruzarnos en Gran Vía sin reconocernos, de cuando la mili obligatoria, fue enviado de soldado a Valladolid. Obviaré otras peripecias.
No soportaba aquello, fue al médico y le dijo: "Me estoy volviendo loco, no resistiré mucho tiempo. Aquí no hay veladuras. Ves un árbol a lo lejos, caminas horas hasta él y al llegar ves que es un árbol".
Tras un mes en el hospital, lo licenciaron por loco.
Por eso don Miguel escribe como escribe: terso y nítido. Le queda poco, pronto estará en boca de todos.
Oiga, NáN, esa anécdota es estupenda.
Desde El camino, los he leido todos.
Reconocería cualquiera de sus textos, creo.
cuando leí El hereje, tuve muchas dudas. No me gustó.
No me decepcionó el autor, un caballero castellano, hizo lo que debía hacer. Poner a los colaboradores.
Nán, a Castilla hay que conocerla y reconocerla.
Unos de mis primeros besos enamorados, lo di y recibí en el el Puente Mayor, en la parte de arriba. Estudié allí, en Valladolid.
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