miércoles, 13 de abril de 2011

Envoltorios

“Nuestra poderosa civilización tiende a la elaboración de productos lo menos durables posible, en unos embalajes cuanto más durables mejor. El producto que se gasta pronto tiene que ser sustituido enseguida por uno nuevo, lo que facilita la venta, y la solidez del embalaje dificulta su destrucción, lo que favorece el desarrollo ulterior de la técnica y la organización. Así las cosas, los compradores pueden arreglárselas solos con la pacotilla producida en serie; en cambio, para suprimir los embalajes se necesitan programaciones especiales antipolución, servicios de sanidad, coordinación de los esfuerzos, planificación, plantas purificadoras, etc. En otro tiempo, para que la cantidad de basura se mantuviera a un nivel moderado, se podía contar con los elementos de la naturaleza (lluvias, vendavales, riadas, terremotos). Actualmente, lo mismo que antaño lavaba y se llevaba las basuras, se ha convertido en el excremento de la civilización: los ríos nos intoxican, la atmósfera nos quema los pulmones y los ojos, los vientos espolvorean nuestras cabezas de cenizas industriales y los envoltorios de plástico, gracias a su elasticidad, resisten incluso los terremotos. En la época en que vivimos, el paisaje normal, salvo (de momento) los parques naturales, está hecho de excrementos de la civilización. En medio de un panorama de envoltorios vacíos trajinan afanosamente las muchedumbres humanas, ocupadas en la consumición de lo que aquéllos habían contenido, y del último producto natural que todavía queda: el sexo. No obstante, a él también lo adornan ahora con un sinfín de embalajes. ¿Son, acaso, otra cosa los bonitos vestidos, los espectáculos, los maquillajes, las cremas de belleza y las demás envolturas publicitarias?”.

Stanilav Lem
Vacío perfecto

1 comentarios:

Blogger NáN ha dicho...

Por no hablar de la dificultad de abrir los embalajes abrefácil. Me acabo de comprar un hacha pequeña, que tengo en la cocina, que uso para esos menesteres.

Perfecta metáfora de la sociedad actual: pulcra y científicamente embalamos nuestra corrupción interior.

13 de abril de 2011, 13:52  

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