miércoles, 25 de agosto de 2010

A merced de las olas

“La mujer sensual tiene los ojos hundidos, las mejillas descoloridas, transparentes las orejas, apuntada la barbilla, seca la boca, sudorosas las manos, quebrado el talle, inseguro el paso y triste todo su ser. Espiritualmente, el entendimiento se oscurece, se hace tardo a la reflexión; la voluntad pierde el dominio de sus actos y es como una barquilla a merced de las olas; la memoria se entumece. Sólo la imaginación permanece activa, para su daño, con la representación de imágenes lascivas, que la llenan totalmente. De la mujer sensual no se ha de esperar trabajo serio, idea grave, labor fecunda, sentimiento limpio, ternura acogedora”.


Texto del Padre García Figar en “Medina”, revista de la Sección Femenina. Número del 12 de Agosto de 1945.

12 comentarios:

Blogger A filla do mar ha dicho...

Claro, así nos va...
Todas unas lurpias!

25 de agosto de 2010, 13:24  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Pues eso es sólo para empezar, mira lo que pasa con los rulos:


"Ten preparada una comida deliciosa para cuando él regrese del trabajo; especialmente, su plato favorito. Ofrécete a quitarle los zapatos. Habla en tono bajo, relajado y placentero.
Prepárate, retoca tu maquillaje, coloca una cinta en tu cabello;
hazte un poco más interesante para él. Su duro día de trabajo quizá necesite de un poco de ánimo, y uno de tus deberes es
proporcionárselo.
Durante los días más fríos deberías preparar y encender un fuego en la chimenea para que él se relaje frente a ella; después de todo, preocuparse por su comodidad te proporcionará una satisfacción personal inmensa.
Minimiza cualquier ruido. En el momento de su llegada, elimina
zumbidos de lavadora o aspirador.
Salúdale con una cálida sonrisa y demuéstrale tu deseo por
complacerle.
Escúchale, déjale hablar primero; recuerda que sus temas de conversación son más importantes que los tuyos.
Nunca te quejes si llega tarde, o si sale a cenar o a otros lugares
de diversión sin ti. Intenta, en cambio, comprender su mundo de
tensión y sus necesidades reales.
Haz que se sienta a gusto, que repose en un sillón cómodo, o que se acueste en la recámara.
Ten preparada una bebida fría o caliente para él.
No le pidas explicaciones acerca de sus acciones o cuestiones su
juicio o integridad. Recuerda que es el amo de la casa.
Anima a tu marido a poner en práctica sus aficiones e intereses y sírvele de apoyo sin ser excesivamente insistente. Si tú tienes alguna afición, intenta no aburrirle hablándole de ésta, ya que los intereses de las mujeres son triviales comparados con los de los hombres.
Al final de la tarde, limpia la casa para que esté limpia de nuevo por la mañana.
Prevé las necesidades que tendrá a la hora del desayuno. El desayuno es vital para tu marido si debe enfrentarse al mundo exterior con talante positivo.
Una vez que ambos os hayáis retirado a la habitación, prepárate para la cama lo antes posible, teniendo en cuenta que, aunque la higiene femenina
es de máxima importancia, tu marido no quiere esperar para
ir al baño.
Recuerda que debes tener un aspecto inmejorable a la hora de ir a la cama... si debes aplicarte crema facial o rulos para el cabello, espera hasta que él esté dormido, ya que eso podría resultar chocante para
un hombre a última hora de la noche.
En cuanto respecta a la posibilidad de relaciones íntimas con tu marido, es importante recordar tus obligaciones matrimoniales: si
él siente la necesidad de dormir, que sea así; no le presiones o
estimules la intimidad.
Si tu marido sugiere la unión, entonces accede humildemente,
teniendo siempre en cuenta que su satisfacción es más importante
que la de una mujer. Cuando alcance el momento culminante, un pequeño gemido por tu parte es suficiente para indicar cualquier goce que hayas podido experimentar.
Si tu marido te pidiera prácticas sexuales inusuales, sé obediente
y no te quejes.
Es probable que tu marido caiga entonces en un sueño profundo, así que acomódate la ropa, refréscate y aplícate crema facial para la noche y tus productos para el cabello.
Puedes entonces ajustar el despertador para levantarte un poco antes que él por la mañana. Esto te permitirá tener lista una taza de té para cuando despierte..."


Extraído de un libro sobre Economía del Hogar, de la Sección
Femenina de la Falange Española y de las JONS (1958)


Sirwood

25 de agosto de 2010, 13:46  
Blogger NáN ha dicho...

¡La quiero para mí!

25 de agosto de 2010, 14:28  
Blogger QuiaSint ha dicho...

Eso es sólo para empezar, mira lo que pasa con los rulos:


"Ten preparada una comida deliciosa para cuando él regrese del trabajo; especialmente, su plato favorito. Ofrécete a quitarle los zapatos. Habla en tono bajo, relajado y placentero.
Prepárate, retoca tu maquillaje, coloca una cinta en tu cabello; hazte un poco más interesante para él. Su duro día de trabajo quizá necesite de un poco de ánimo, y uno de tus deberes es proporcionárselo.
Durante los días más fríos deberías preparar y encender un fuego en la chimenea para que él se relaje frente a ella; después de todo, preocuparse por su comodidad te proporcionará una satisfacción personal inmensa.
Minimiza cualquier ruido. En el momento de su llegada, elimina zumbidos de lavadora o aspirador.
Salúdale con una cálida sonrisa y demuéstrale tu deseo por complacerle.
Escúchale, déjale hablar primero; recuerda que sus temas de conversación son más importantes que los tuyos.
Nunca te quejes si llega tarde, o si sale a cenar o a otros lugares de diversión sin ti. Intenta, en cambio, comprender su mundo de tensión y sus necesidades reales.
Haz que se sienta a gusto, que repose en un sillón cómodo, o que se acueste en la recámara.
Ten preparada una bebida fría o caliente para él.
No le pidas explicaciones acerca de sus acciones o cuestiones su juicio o integridad. Recuerda que es el amo de la casa.
Anima a tu marido a poner en práctica sus aficiones e intereses y sírvele de apoyo sin ser excesivamente insistente. Si tú tienes alguna afición, intenta no aburrirle hablándole de ésta, ya que los intereses de las mujeres son triviales comparados con los de los hombres.
Al final de la tarde, limpia la casa para que esté limpia de nuevo por la mañana.
Prevé las necesidades que tendrá a la hora del desayuno. El desayuno es vital para tu marido si debe enfrentarse al mundo exterior con talante positivo.
Una vez que ambos os hayáis retirado a la habitación, prepárate para la cama lo antes posible, teniendo en cuenta que, aunque la higiene femenina es de máxima importancia, tu marido no quiere esperar para ir al baño.
Recuerda que debes tener un aspecto inmejorable a la hora de ir a la cama... si debes aplicarte crema facial o rulos para el cabello, espera hasta que él esté dormido, ya que eso podría resultar chocante para un hombre a última hora de la noche.
En cuanto respecta a la posibilidad de relaciones íntimas con tu marido, es importante recordar tus obligaciones matrimoniales: si él siente la necesidad de dormir, que sea así; no le presiones o estimules la intimidad.
Si tu marido sugiere la unión, entonces accede humildemente, teniendo siempre en cuenta que su satisfacción es más importante que la de una mujer. Cuando alcance el momento culminante, un pequeño gemido por tu parte es suficiente para indicar cualquier goce que hayas podido experimentar.
Si tu marido te pidiera prácticas sexuales inusuales, sé obediente y no te quejes.
Es probable que tu marido caiga entonces en un sueño profundo, así que acomódate la ropa, refréscate y aplícate crema facial para la noche y tus productos para el cabello.
Puedes entonces ajustar el despertador para levantarte un poco antes que él por la mañana. Esto te permitirá tener lista una taza de té para cuando despierte..."

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Extraído de un libro sobre Economía del Hogar, de la Sección
Femenina de la Falange Española y de las JONS (1958)

25 de agosto de 2010, 20:03  
Anonymous La donna è mobile ha dicho...

Éste segundo texto lo único que tiene chirriantes son los matices de superioridad. El resto, lo de cuidar y desvivirte por la persona que vive contigo para que se sienta en la gloria, ¿no es lo normal?

(A ver si no es lo normal...)

((Para desmentir el primero ya he enviado foto.))

26 de agosto de 2010, 10:42  
Blogger A filla do mar ha dicho...

Lo normal?!!! Lo dices en serio?!

A mí esto me tiene pinta de cualquier cosa excepto de normalidad, incluso quitándole los matices de superioridad.

Vamos, si yo tengo al lado a un tipo que haces estas cosas, pondría en duda su cordura.

26 de agosto de 2010, 10:56  
Blogger T ha dicho...

A mí me parece que es un texto para enmarcarlo. Y sí, también me parece muy normal en muchas cosas.

26 de agosto de 2010, 15:22  
Blogger A filla do mar ha dicho...

Ay! Madre...

27 de agosto de 2010, 10:11  
Anonymous La donna è mobile ha dicho...

En mi casa hay dos hombres pequeños que han hecho cosas parecidas por mí, desde hace años:

Me han preparado comidas deliciosas cuando sabían que faltaba poco para que llegara (y otras veces, yo a ellos). Me han quitado los zapatos (y otras veces, yo a ellos). Me han dado ánimo y durante los días más fríos por el placer de estar juntos, y por sacarme una sonrisa, me han encendido la chimenea (y otras veces, yo a ellos). Han minimizado sus ruidos para respetar mi sueño, y me han devuelto cálidas sonrisas. Me han escuchado cuando me hacía falta (y otras veces yo a ellos). Han mostrado interés por mis temas, por mis asuntos. No se han quejado ni protestado ni enfadado si he salido a cenar fuera, pero si me he quedado en casa, me han cedido el sofá más cómodo (y otras veces, yo a ellos). Etcétera.

Además, hay otro hombre (bastante loco, también es verdad, pero adorable hasta el cordelico) que comete otras tantas de esas barbaridades contra mí (y otras veces yo contra él), sin importarle si con ello se comporta como un machista, como un feminista o como una bicicleta.

:-)

Digamos que ya no espero que me toque la lotería. Y digamos también que esto era lo que quería decir: quitar los matices de superioridad.

27 de agosto de 2010, 11:45  
Blogger NáN ha dicho...

Insisto, quiero una mujer así, con los matices de superioridad.

28 de agosto de 2010, 7:59  
Blogger A filla do mar ha dicho...

Uy! Donna, tienes razón en lo que dices, pero creo que eso ya no tiene nada que ver con lo que insinúa el texto, o con lo que yo interpreto, por lo menos.

El texto habla de que la mujer debe hacer de eso su vida, de que su fin debe ser hacer feliz al hombre que tiene a su lado y a mí eso me parece perjudicial, muy perjudicial.
Y no solo en el caso de las mujeres con sus maridos, también en el caso de las madres con sus hijos, por ejemplo, o en cualquier otro.

Por supuesto que es muy placentero hacer cosas que hagan felices a quienes nos rodean, aunque para nosotros en sí mismas no lo sean, y disfrutamos mucho con el placer ajeno, sobre todo cuando ese ajeno resulta ser nuestra pareja, nuestro hijo, nuestra madre...

Pero yo no creo que hacer de eso nuestro fin en la vida sea recomendable. Porque eso conlleva una dependencia que nos ata y que nos resta libertad hasta tal punto que ya no somos felices por nosotros mismos, ya no somos capaces de disfrutar de la vida si nos es por los ojos del otro, por el cuerpo del otro, por el placer del otro.

Y es posible que haya a quien eso le parezca lo correcto pero a mí, insisto, no.

1 de septiembre de 2010, 11:02  
Blogger QuiaSint ha dicho...

Totalmente de acuerdo, A Filla.
Suscribo.

1 de septiembre de 2010, 12:06  

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